sábado, 2 de febrero de 2013

Acerca de su "Democracia" (artículo de opinión)

En referencia a: Stop Presupuestos Uniovi

Vivimos en un país de risa, de toros y coñac, de opereta, banderas rojigualdas y oscuros confesionarios. Esa es la herencia que dejó el régimen franquista, y que tanto han luchado por mantener nuestros amables tribunos en los altos asientos de su parlamento. Pues ellos vienen del pasado régimen, al igual que militares, juristas y obispos. La corrupción es generalizada, y la supuesta democracia no es más que una pantomima cuyo único fin es el aniquilamiento de la diferencia, y el aislamiento de las minorías. Vivimos en un país en el que se condena al ostracismo a sus más grandes personalidades intelectuales, en el que se ignora la historia, en el que la ciencia se desprecia; un país que envía a presidio a aquellos que más luchan por él, y que eleva a la categoría de semidioses a ignorantes patanes casposos de los que se avergonzaría cualquier otro. Pero aún así, no es peor que el resto de estados occidentales, como nos quieren hacer creer a veces. Nuestra clase dirigente no es más vil o más corrupta que la alemana o la inglesa, si acaso, más patética e inútil. Todas las democracias modernas, todos los estados del primer mundo, vienen cortados por el mismo patrón, pues el sastre que los confecciona no es otro que el gran capital, en manos de unas cuantas corporaciones transnacionales que amasan sus fortunas a costa del genocidio (físico, intelectual o moral) del resto de la población. Los últimos acontecimientos (véase el caso Bárcenas, que demuestra la corrupción absoluta del aparato del partido que ostenta el poder en la actualidad) no hacen más que evidenciar aún más la necesidad de un cambio profundo, transversal a todos los niveles de nuestra sociedad. 
También aquí, en Asturias, tenemos para rato. Una Universidad gobernada por los representantes de las más importantes empresas de la región, en manos de las viejas familias que llevan manteniendo nuestra tierra arrodillada durante siglos. Henchidos de prepotencia, seguros de una dominación en la que se han criado desde la infancia, consideran su poder como algo legítimo y natural, el orden eterno e inmutable de las cosas. No conciben que este pueda ser amenazado o cuestionado, e incluso se permiten decidir el futuro de ese templo consagrado a la ciencia y a la libertad que la universidad debería de ser. Y lo hacen de acuerdo a sus intereses puramente económicos y caciquiles. 
Aún así, eso no es lo peor. Lo peor es que cuentan con el apoyo, con la servidumbre más absoluta del Rector, y de la mayor parte del cuerpo docente, para llevar a cabo sus planes, que no son otros que el total desmantelamiento de la universidad pública, que la vuelta a una época en que solamente ellos, las clases económicamente poderosas, podían acceder al conocimiento.
La acción del jueves, el bloqueo de la reunión del Consejo Social de la Universidad de Oviedo donde se iban a aprobar unos presupuestos que suponen prácticamente la estocada final a la maltrecha universidad pública, no fue más que un intento (totalmente pacífico, en el que sólo se hizo uso de la resistencia pasiva) de salvaguardar el derecho a la educación superior de todo ciudadano, de todo hombre o mujer, sin importar su poderío económico. 
Tras ella, amenazas e insultos. Se califica de “antidemocrática” la acción, y a sus protagonistas. Lo hilarante de estas acusaciones es que son precisamente ellos, los caciques que llevan siglos siendo dueños y señores de nuestra tierra, de Asturias, los que las pronuncian. Son ellos los que se indignan, los que claman al cielo sorprendidos, porque han encontrado oposición a su prepotencia, a su ignorancia, a sus manejos. Y con ellos, también se indigna el señor rector de nuestra universidad, su máximo aliado, ese que se supone debe defender a toda costa la Universidad de Oviedo, pues para ello fue elegido, y parece estar haciendo todo lo posible porque esta muera, o desaparezca para aquellos que no puedan pagar el coste de las matrículas estratosféricas. En frente, se han encontrado con un enemigo sin forma, sin rostro. Ese enemigo son todos los estudiantes de Uniovi, son las asambleas, es la autoorganización y la solidaridad, y sobretodo el deseo, el deber de que no se destruya nuestra Universidad, de que no consigan su objetivo de apartarnos a los pobres, al pueblo, del conocimiento, de la libertad.
Amenazan con sanciones, con expedientes, con expulsiones. Pues bien, responderemos. Como siempre. Ya sabemos a quien tenemos en frente. Quieren condenarnos al exilio, al ostracismo, al aislamiento. Con ayuda de sus medios de comunicación quieren descalificarnos ante el resto de la sociedad. Pero no se dan cuenta de que algo muy grande está surgiendo. Algo que se escapa a su control. Ya sabemos cuál es la estrategia, apoyo mutuo, y no tener miedo. Que no nos asusten, porque nos jugamos mucho.

Por Jose López (estudiante)